Venezuela, Cuba y Nicaragua siguen siendo los “países no libres” de América, según Freedom House

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El informe Democracia sitiada que evalúa el estatus de libertades de 195 países durante 2020, señala que el coronavirus catalizó el deterioro democrático global: “Dictadores desde Venezuela hasta Camboya explotaron la crisis para sofocar a la oposición y fortalecer su poder”. Solo 20 % de la población mundial vive hoy en países libres, mientras que Estados Unidos entró en la lista de naciones cuyas instituciones se debilitaron en los últimos 10 años.

Caracas. A lo largo del año 2020, 73 países decayeron en el ranking de condiciones democráticas de la organización Freedom House, mientras solo 28 presentaron mejorías. El déficit de democracia global el año pasado fue de -45, lo que representa un desplome respecto al -27 registrado en 2019, cuando 64 países declinaron en sus condiciones democráticas frente a 37 que presentaron mejores condiciones.

De 195 países y territorios evaluados y una población mundial de 7,8 millardos de personas, 42 % de los países son libres (allí vive apenas 20 % de la población global), 30 % de los países está en la categoría de parcialmente libres (42 % de la población global) y 28 % de los países del mundo son no libres, pero estos reúnen a 38 % de la población mundial, pues en su mayoría son países del tercer mundo o países superpoblados como China e India.

En el continente americano, los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua se llevaron los tres únicos lugares de la lista de países no libres de la región, frente al resto de sus vecinos que se encuentran entre las categorías de parcialmente libres (Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Honduras, Guatemala, México, República Dominicana y Haití) y países libres (Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Guyana, Suriman, Panamá, Costa Rica, Belice, Trinidad y Tobago y Bahamas).

Coronavirus como catalizador

El catalizador de tal desplome de las condiciones democráticas en el mundo en 2020 fue la pandemia de coronavirus. Todas las medidas restrictivas que ella trajo consigo y que menoscabaron el disfrute de los derechos políticos, culturales y sociales para intentar frenar los contagios y muertes terminaron por lesionar los indicadores democráticos.

El informe titulado Libertad en el Mundo 2021. Democracia sitiada señala que, mientras los países con instituciones democráticas fuertes se aseguraron de imponer únicamente aquellas restricciones necesarias y proporcionales a la amenaza del virus, otros gobiernos regidos por modelos autoritarios usaron la pandemia para controlar a la población y restringir libertades de manera indiscriminada: “Dictadores desde Venezuela hasta Camboya explotaron la crisis para sofocar a la oposición y fortalecer su poder”.

En 2020, el número de países libres alcanzó su nivel más bajo desde el inicio del registro de Freedom House hace 15 años, mientras el número de países no libres alcanzó su nivel más alto. Es así como el año pasado un total de 82 países se ubicaron dentro del rango de países libres, un total de 54 quedaron dentro del bloque de países no libres y 59 encajaron en el rango de países parcialmente libres.

Deterioro vertiginoso

Freedom House resume lo ocurrido con la institucionalidad venezolana entre 2019 y 2020 al referir que, si bien en 2019 había surgido un sentimiento de esperanza por la posibilidad de cambio, tras la proclamación de Juan Guaidó como presidente encargado y su reconocimiento por “muchos gobiernos democráticos” del mundo, en 2020 “Maduro recuperó la ventaja” apoyado en la continuación de las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias.

“A pesar de un boicot de la oposición, se llevaron a cabo elecciones de la Asamblea Nacional estrictamente controladas, creando un nuevo organismo con una mayoría del partido gobernante. La vieja legislatura liderada por la oposición se mantuvo en un estado debilitado, extendiendo su propio mandato a medida que su legitimidad electoral disminuía”, dice el documento.

El reporte publicado este miércoles y cuya versión en inglés está disponible en la web de Freedom House, ubica a Venezuela como el quinto país del mundo con el debilitamiento democrático más vertiginoso en los últimos 10 años, precedida por Mali en primer lugar, Turquía en segundo lugar (aliado de Nicolás Maduro), Tanzania de tercero y la República Central Africana de cuarto. Un puesto por debajo de Venezuela se encuentra precisamente Nicaragua, otro de los países aliados de Maduro.

Esperanzas desvanecidas

La otra mención sobre Venezuela en el informe es la referida al ranking de los seis países del mundo que parecieron estar listos para alcanzar logros democráticos, pero al cierre de 2020 las “esperanzas se desvanecieron”.

En el caso venezolano, dice Freedom House, “el régimen represivo de Nicolás Maduro atentó para socavar la legitimidad de la oposición a través de elecciones legislativas fraudulentas”.

En este listado de “esperanzas desvanecidas” también figuran:

  • Etiopía, donde las nacientes reformas democráticas fueron interrumpidas por un conflicto civil en la región de Tigray y se han reportado abusos contra los derechos humanos.
  • India, donde el gobierno nacionalista indio, fracturado por disensos, condujo a la democracia más poblada del mundo hacia la categoría intermedia de “parcialmente libre”.
  • Hong Kong, donde el gobierno chino impuso nuevas y fuertes restricciones en una apuesta para sofocar las protestas y el movimiento prodemocracia, y las elecciones fueron postergadas por el régimen chino.
  • Bielorrusia, donde Alexander Lukashenko retuvo el poder luego de unas elecciones fraudulentas, y encarceló a miles de manifestantes.
  • Argelia, donde las autoridades escalaron su campaña contra los manifestantes prodemocracia, quienes habían expulsado al líder autoritario Abdelaziz Bouteflika en 2019.
Uno de los tres peores de América
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Maduro y el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel. Foto: Cortesía Telesur

A escala regional, Freedom House determinó que en el continente americano, de 35 países donde habita un millardo de personas, 60 % de los países (65% de la población continental) vive en democracia; 31% de los países son parcialmente libres (allí habitan 30% de la población regional); y tan solo 9% de los países, que acogen a 5 % de la población del continente entran en la categoría de no libres.

Es en este último grupo donde se ubica Venezuela, junto a Cuba y Nicaragua.

En 2020, dice Freedom House, los habitantes del continente americano enfrentaron violencia y otros abusos en el contexto de duras medidas de cuarentena o lockdowns. Esa violencia no vino únicamente de cuerpos policiales estatales, sino también de grupos parapoliciales y paramilitares, y se registró con diferente intensidad en El Salvador, Colombia, Venezuela e incluso en Argentina.

También hubo actos contra la libertad de expresión en Cuba, por ejemplo, donde fue reprimido y perseguido el movimiento de periodistas y artistas disidentes, conocido como Movimiento San Isidro. Mientras en Nicaragua se aprobó una nueva ley de crímenes cibernéticos que ordena cárcel por difundir información falsa en línea. Y en El Salvador, el presidente Nayib Bukele ordenó el ingreso de tropas al Parlamento para asegurar la aprobación de fondos extra para los cuerpos de seguridad.

Democracia estadounidense en declive
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Donald Trump contribuyó al deterioro democrático de Estados Unidos. Foto: Cortesía Prensa ONU

Estados Unidos se llevó en 2020 una mención específica en el informe. Además de entrar al ranking de países que más han desmejorado su democracia en los últimos 10 años (está en el puesto 25 de 27), en 2020 atravesó una fuerte crisis institucional propiciada por la negativa de Donald Trump a reconocer los resultados electorales.

Aunque Estados Unidos aún es considerado un país democrático, sus indicadores decrecieron en -11 puntos, al pasar de 94/100 puntos en el año 2010, a 83/100 en el año 2020.

El equipo investigador advierte que ese declinar de la democracia estadounidense a lo largo de 10 años se apoyó en al menos tres factores principales, dice Freedom House: la corrupción política y los conflictos de interés; la falta de transparencia en el gobierno y el desarrollo de sistemas punitivos de migración y políticas de asilo.

Sin embargo, durante la gestión de Trump, se agudizó el deterioro: “Después de cuatro años de haber tolerado y perdonado la mala conducta oficial, eludiendo la rendición de cuentas por sus propias transgresiones, y alentando racistas y extremistas de derecha, el presidente saliente (Donald Trump) abiertamente se esforzó por revertir ilegalmente su derrota en las urnas, culminando en su incitación a una turba armada para interrumpir el Congreso durante la sesión de certificación de los resultados”.

Resalta el informe que las acciones de Trump no fueron controladas por la mayoría de los legisladores de su propio partido, tal como lo establecía el ordenamiento institucional, y, por el contrario, guardaron “un asombroso silencio que socavó los principios democráticos básicos”.

Recomendaciones globales

Entre las recomendaciones globales del informe, para mejorar los sistemas democráticos, Freedom House incluye:

  • Utilizar sanciones específicas (individuales) como parte de una estrategia integral de rendición de cuentas para los abusadores de los derechos humanos y los funcionarios corruptos.
  • Hacer de la lucha contra la cleptocracia y la corrupción internacional una prioridad clave.
  • Reducir la asistencia (negocios, créditos, préstamos, donaciones, etc.) a las naciones cuyos líderes intentan eternizarse en el poder mediante la modificación de la legislación local para prolongar los períodos de gobierno.
  • Examinar la exportación de bienes que potencialmente podrían utilizarse para violar los derechos humanos.
  • Aumentar los requisitos de transparencia para los medios de comunicación utilizados como medios de propaganda de los Estados. “Medios como RT de Rusia, CGTN de China y Xinhua, Telesur de Venezuela difunden narrativas aprobada por el gobierno, sin revelar claramente a los lectores y espectadores que son financiados por el gobierno”, dice Freedom House.

El reporte sostiene que las empresas privadas también pueden coadyuvar a fortalecer o mejorar los sistemas democráticos “denunciando los abusos de los derechos humanos en los países donde operan, y defender los derechos de sus empleados”.

Foto principal archivo Crónica.Uno


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